Gustavo Ogarrio Se especula que la antigua Biblioteca de Alejandría llegó a albergar 700,000 rollos de papiro, que contenían cerca de 100,000 obras; cada barco que atracaba en puerto era revisado minuciosamente para detectar rollos y manuscritos, los cuales eran consignados durante algún tiempo para su reproducción; se podían encontrar, sobre todo, escritos babilonios, egipcios, griegos y latinos; en la Biblioteca se tradujo del hebreo al griego, por primera vez, el Antiguo Testamento; sus bibliotecarios más célebres fueron Calimaco, Zenódoto, Eratóstenes, Apolonio, Aristófanes, Aristarco; en la Biblioteca, Aristarco argumentó que la Tierra giraba alrededor del Sol, Eratóstenes calculó la circunferencia de la Tierra, Herophilus afirmó que el cerebro controlaba el cuerpo, Euclides describió los elementos de la geometría. Las autoridades de la Biblioteca depositaron una gran cantidad de oro en Atenas parar tener el derecho a reproducir las obras manuscritas de las tragedias griegas, se especula que al devolver los originales nunca les fue reintegrado el oro; en el año 47 a. C. la sección de alquimia fue incendiada por órdenes del emperador Diocleciano; su última directora, la matemática Hipatia de Alejandría, fue desollada viva con conchas marinas. En el año 2002 fue inaugurada la nueva Biblioteca de Alejandría. El nuevo Egipto que la veía nacer ya no era más una de las orillas estelares del mundo, la geografía imaginaria de alguna modernidad se encargó de borrar su condición de lugar donde por siglos se escenificó una de las mayores utopías del ser humano, un anhelo que finalmente haría suyo el mundo occidental: la Biblioteca que acaso inauguraba el deseo de ser ella misma la suma total del universo.