“El fin de las primeras veces”: el cine queer que rompe tabúes

“Siempre habrá primeras veces, incluso en la adultez: comprar tu primer refri, descubrir nuevos gustos, hasta llegar a la última primera vez, que es la muerte. La vida es una suma infinita de inicios”

Ashley Rodríguez

El cine queer en México vive un momento de efervescencia. Con propuestas cada vez más diversas, que van desde narrativas mainstream hasta apuestas independientes más radicales, este movimiento cinematográfico busca contar historias que antes permanecían invisibles o relegadas. En este contexto, llega “El fin de las primeras veces”, ópera prima del director Rafael Ruiz Espejo, que se presenta como parte de la programación del Cinema Queer Michoacán 2025, consolidado ya como uno de los festivales más relevantes en el estado para la visibilización de la diversidad sexual y de género.

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La cinta protagonizada por Alejandro Quintana aborda un día en la vida de un grupo de jóvenes universitarios que experimentan el deseo, la amistad y el descubrimiento de sí mismos. Con una estética íntima, fresca y natural, la película se distancia de las narrativas centradas en el dolor, la discriminación o el rechazo, para apostar por una mirada luminosa y esperanzadora.

En entrevista exclusiva para Inter(medio), el director Rafel Ruiz y los actores Alejandro Quintana (Eduardo) y Mariana Rivas (Gina), compartieron sus reflexiones sobre el proceso creativo, los retos en el set y la importancia de que existan espacios como Cinema Queer Michoacán para dialogar con públicos diversos.

Para Rafael Ruiz Espejo, la película surgió de la necesidad de abrir una ventana distinta dentro del cine queer mexicano.

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“Quería hacer una historia con mucho contenido sexual, pero desde lo crudo y lo tierno, sin pudor, sin suavizarlo para el público heteronormativo. También quería mostrar que se puede ser queer y ser feliz, que nuestra vida no solo está hecha de dolor y rechazo”, explicó.

El director reconoció que hablar de sexualidad sin tapujos sigue siendo un reto en la sociedad mexicana:

“El sexo sigue siendo visto como algo intocable. A nosotros nos parecía lo más natural, pero todavía incomoda a muchos. La película busca romper con esa mirada moralista y abrir espacio para hablar del tema con naturalidad”.

Personajes espejo y un proceso de sanación

Para Alex, protagonista de la cinta, el papel de Eduardo representó un viaje personal.

“Interpretar a Eduardo fue como verme a mí mismo de hace dos años. Al igual que él, llegué como foráneo a Guadalajara desde una familia conservadora. Fue un proceso de empatía total, un espejo de mi propio descubrimiento personal”, relató.

El joven actor destacó que este papel lo confrontó con su pasado y lo ayudó a reconciliarse con él:

“Eduardo me confrontó con mis propios prejuicios y me ayudó a sanarlos. Fue un proceso de sanación, de quitarme barreras que no eran mías, sino heredadas”.

Por su parte, Mariana, quien interpreta a Gina, describió que su acercamiento al proyecto fue tan personal que incluso el guion parecía haber sido escrito para ella.

“Rafa me dijo desde que escribía el guion que había un personaje que era yo. Al leerlo me di cuenta que sí: Gina era como una versión más extravagante de mí. Fue muy divertido porque más que actuar, era expandir cosas que ya existían en mí”, comentó.

Para la actriz, Gina no solo fue un papel, sino una herramienta de autodescubrimiento que la ayudó a reconciliarse con su excentricidad.

“Me enseñó a abrazar partes mías que antes no aceptaba, como ser más altiva o improvisada. Son pequeñas secuelas que se quedan hasta hoy”.

El reto de las escenas íntimas

Una de las características más notables de “El fin de las primeras veces” es la naturalidad con la que aborda la intimidad. El equipo coincidió en que la transparencia y el respeto fueron claves para lograrlo.

Rafael enfatizó que desde el guion había una intención clara: mostrar el deseo sin censura, pero sin recurrir al morbo. 

“El set fue un espacio seguro. Había mucha comunicación y eso permitió que todos trabajáramos con tranquilidad, incluso en los momentos más vulnerables”.

Además de su rol frente a la cámara, Mariana participó como asistente de dirección, lo que le permitió mirar el proceso desde distintas perspectivas:

“El guion hablaba sin cortes ni tabúes, y eso dio muchísima claridad al equipo. Hubo pláticas para establecer dinámicas que garantizaran un ambiente respetuoso y seguro. Todos sabíamos qué pasaba en cada escena y eso nos permitió trabajar con tranquilidad”.

Tanto Rafael como los actores coincidieron en que uno de los grandes retos fue abordar las escenas íntimas sin caer en el morbo. Alex destacó la confianza como elemento esencial.

“Nada era gratuito ni para vender. Cada escena tenía un porqué. Rafa nos transmitió esa seguridad y con mi coprotagonista fuimos estableciendo una red de confianza. La vulnerabilidad fue real, pero nunca hubo incomodidad porque existía comunicación y respeto”.

Cinema Queer Michoacán

“El fin de las primeras veces”, inauguró el Cinema Queer Michoacán, lo que emocionó profundamente a su director.

“Estoy muy feliz de que “El fin de las primeras veces” inaugure el festival. Este encuentro tiene una identidad muy bonita y una selección increíble. Me emociona mucho escuchar al público michoacano y dialogar con ellos”.

El festival, que cada año reúne a cineastas, activistas y audiencias interesadas en la diversidad sexual, se ha consolidado como un referente en la región y una plataforma indispensable para dar visibilidad a producciones independientes.

Ruiz Espejo reflexionó sobre el momento actual del cine queer en México:

“Hay una ola muy fuerte de cine queer en México. En el mainstream se hacen cosas para el gran público, lo cual es positivo, pero también existe un cine más rebelde, sin suavizar nada, que es solo para nosotros. Ambos caminos son necesarios y estos festivales permiten que esas voces existan”.

¿Realmente existe un fin de las primeras veces? Rafael responde con firmeza:

“Siempre habrá primeras veces, incluso en la adultez: comprar tu primer refri, descubrir nuevos gustos, hasta llegar a la última primera vez, que es la muerte. La vida es una suma infinita de inicios”.

Mariana añadió una perspectiva emocional:

“Las primeras veces son un recordatorio de que seguimos vivos, de que somos seres sintientes. Nos recuerdan que seguimos en movimiento”.

Por su parte, Alex cerró con una reflexión que resume el espíritu de la cinta:

“Más allá del recuerdo de filmar, Eduardo me dejó la certeza de que uno no está definido por el lugar de donde viene, sino por lo que decide ser. Esa enseñanza me va a acompañar siempre”.