Angélica Ayala / La Voz de Michoacán Pátzcuaro, Michoacán. La Presea Vasco de Quiroga, en su edición 43, será entregada al sacerdote José del Carmen Cervantes Contreras el próximo 28 de septiembre, como parte de la celebración del 491 aniversario de Pátzcuaro como ciudad de Michoacán. El cabildo votó por unanimidad por quien fungiera por varios años como párroco de la iglesia del Santuario de Guadalupe. Entre sus acciones en la ciudad destaca el inicio de la tradicional caminata de los Reyes Magos y el Viacrucis Viviente durante Semana Santa en la Plaza Vasco de Quiroga. La máxima condecoración que otorga el municipio de Pátzcuaro honra la memoria del primer obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, fundador del Colegio de San Nicolás Obispo en el año de 1540, además reconoce su labor humanista en favor de los pueblos indígenas de Michoacán, en especial los de la región Lacustre, que integran los municipios de Quiroga, Pátzcuaro, Erongarícuaro y Tzintzuntzan, así como de las otras regiones purépechas. El galardón ha sido entregado a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en el marco de sus 100 años de fundación, en 2017. Entre otros galardonados está el actor michoacano, originario de Jiquilpan, Damián Alcázar. En 2018 la presea la recibió quien fuera líder moral del PRD y exgobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; para 2019 la máxima insignia se designó al ambientalista Víctor Toledo Manzur, extitular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno federal, por mencionar algunos. Fue en sesión de Cabildo realizada la mañana de este miércoles que por decisión unánime se designó al recipiendario, propuesta que fue presentada por Marco Antonio Villicaña Rodríguez, presidente del Club Furia Azul FC Pátzcuaro; Blanca Rosa Torres Garibay, presidenta del Club Abejas; José Ma. Maho, presidente de la Asociación de Charros de Pátzcuaro, y Heber Garnica Gómez, presidente del Club Rotario Pátzcuaro 2000 AC. La presea y el pergamino se entregarán en una sesión solemne de Cabildo al Padre Carmelo, como cariñosamente se le conoce, de acuerdo con las virtudes que consideraron quienes lo propusieron y fueron aceptadas, ya que, dijeron, su vida ministerial refleja un equilibrio entre la espiritualidad, la acción social y la promoción cultural. El Padre Carmelo fue párroco del Santuario de Guadalupe en Pátzcuaro por ocho años, logrando la recuperación y conservación de esta iglesia y del templo del Hospitalito, obras que realizó con la colaboración de bienhechores. El documento entregado señala que “realizó viajes en comunidad a la playa, con personas de bajos recursos económicos, haciéndoles posible conocer el mar y convivir fraternamente. De igual manera hizo posible que muchos patzcuarences conocieran Tierra Santa y recibiendo un reconocimiento como embajadores de buena voluntad por parte del gobierno de Israel, poniendo en alto el nombre de Pátzcuaro. Además creó el Proyecto Santuario, evento en el cual muchos niños destacaron por su capacidad de expresarse mediante el canto y en la actualidad son parte de los distintos coros en las diferentes iglesias de la Pátzcuaro. Una de sus principales acciones es la fundación, en 2014, de la Cabalgata de Reyes Magos, “que bajo su liderazgo se convirtió en una tradición regional con más de 30 mil asistentes, reactivando el comercio local y generando un nuevo producto turístico que ha fortalecido la economía local. En la actualidad el evento continúa realizándose, quedando en la ciudad como un legado suyo”. De igual manera destacan las escenificaciones en vivo de la Semana Santa, con la participación de cientos de voluntarios. Estas representaciones atrajeron turismo religioso y fortalecieron la identidad cultural de la ciudad. Además de coordinar la elaboración de los muebles litúrgicos para la misa del Papa Francisco en Morelia en 2016, encomendando el trabajo a artesanos purépechas de Pátzcuaro, lo que visibilizó el talento local a nivel internacional. Otra de sus acciones en favor de la población de Pátzcuaro es que introdujo el Movimiento Misionero Católico, el cual tuvo como objetivo principal llevar la fe a sectores alejados, barrios marginados y comunidades indígenas. Para ello se organizaron misiones populares, visitas casa por casa, convivencias juveniles y encuentros familiares, donde se fortaleció la vida espiritual y comunitaria. Creó el comedor comunitario en la Casa Vicentina, mismo que en la actualidad sigue en funciones. Se destacan testimonios de conversión de jóvenes que antes estaban inmersos en pandillas o adicciones y que hoy sirven como agentes de evangelización en sus comunidades.