Ashley Rodríguez / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. - El cineasta michoacano César Flores Correa presenta su cortometraje “Ya no sé si vivo en un recuerdo” en la Sección Michoacana del 23 Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), una obra íntima y experimental que rescata la memoria de su tío —asesinado a causa de sus preferencias sexuales— y que busca abrir reflexiones colectivas sobre la ausencia y la diversidad. En entrevista para La Voz de Michoacán, César Flores nos platicó sobre el proceso creativo detrás de “Ya no sé si vivo en un recuerdo”, la manera en que abordó la memoria de su tío y cómo buscó transmitir emociones de ausencia y reflexión a través del cortometraje. Entre las imágenes y recursos narrativos del corto, destaca una frase que atraviesa el sentido de la obra: “un fantasma que camina asfixiándose”. Sobre esta metáfora, Flores explicó: “Sentía que durante los últimos días - no solamente de mi tío, sino también de una persona que pueda encontrarse en esa misma situación - el no poder ser uno mismo frente a la sociedad, a la familia o a los amigos, genera una sensación de asfixia, de estar atrapado. Quise aludir a esa tormenta interna que quizá vivió en sus últimos días”. El cineasta añadió que la frase es también un símbolo de la invisibilidad. “Es como un fantasma que camina, que está ahí pero que no puede ser visto, escuchado ni aceptado en plenitud. Esa es la metáfora que me interesaba transmitir”. Un ejercicio de memoria y exploración personal El cortometraje nació durante un taller de la Filmoteca de la UNAM, donde el realizador encontró en el uso de material de archivo la herramienta para reconstruir la memoria. “Yo quería hacer algo sobre el suceso familiar de mi tío, pero no encontraba los medios. En el taller todo me hizo sentido”, contó. Para Flores, la experiencia significó un acercamiento a un familiar al que nunca conoció, mientras que el reto mayor, reconoció, fue narrar desde la ausencia. “Me cuestioné cómo iba a hacer una película sobre alguien que no conozco y que ya no está. La estructura me la dio el material de archivo, redescubriendo imágenes y resignificándolas. Todo se fue construyendo en la edición”. Cine como espacio de diálogo Más allá de lo personal, Flores espera que la obra abra conversaciones. “Siempre está muy bueno que el cine nos permita generar empatía y diálogos sobre cosas que no tenemos tan presentes. Más allá de las preferencias sexuales, hay muchos otros problemas que enfrentamos como sociedad, y el cine nos ayuda a cuestionar nuestros comportamientos con familiares, amigos o desconocidos”. Sobre la representación de la diversidad sexual en el cine mexicano, señaló: “El cine revela muchas cosas de la sociedad y nos hace cuestionarnos. Siempre será valioso que sirva para aportar discursos y abrir diálogos, no solo sobre género o preferencias, sino también sobre otros temas que afectan a las personas”. Imágenes para una memoria ausente El cortometraje combina fotografías, calles, espacios íntimos y material de archivo que evocan la presencia y ausencia de su tío. El resultado, dijo, fue una obra que funciona como “una especie de carta de amor y de ausencia a un familiar al que no conocí. Estoy intentando reconstruir recuerdos a partir de fotografías y relatos, lo que lo convierte en un ejercicio de memoria y en un desafío sobre cómo percibimos a otra persona”. Presentar en Morelia: un regreso a casa El director subrayó la importancia de mostrar su trabajo en el FICM: “El festival es muy importante para mí y para muchos realizadores. Siempre es bonito regresar, porque es nuestra casa”, concluyó.