Mucho se espera de la reforma judicial. Se dice que ahora que lleguen los nuevos jueces todo va a ser diferente, que no habrá decisiones que vayan en contra del sentir del pueblo. Recientemente, un juez determinó conceder la libertad a “la güera”, una mujer que fue detenida y puesta a disposición de las autoridades jurisdiccionales por presuntos delitos relacionados con la delincuencia organizada. Las notas informativas manifestaban la molestia de las corporaciones policiacas que realizan su trabajo de manera impecable para que un juez, así nomás, le decrete la libertad a esa presunta operadora financiera de un conocido cártel. Visto así, de esta manera, cualquiera diría: “malditos jueces, ahí está la prueba de que son bien corruptos. Si la policía ya hizo todo el trabajo difícil y detuvo a los delincuentes, ¿por qué simplemente no los castiga? Pero lo bueno es que ya viene la reforma judicial, que va a enderezar las cosas y a realizar una correcta aplicación de la justicia”. Puse el ejemplo de “la güera” porque es un asunto muy reciente de la vida real. No conozco los detalles de la supuesta labor impecable de inteligencia de los cuerpos policiacos, pero en esos detalles debe de estar la base de razonamiento jurídico para considerar si existen elementos suficientes que hagan presumir la responsabilidad de esta mujer por los delitos de que le adjudican. Lo único que conocemos de este asunto son las notas periodísticas de la detención y de los hechos que le imputan, pero estos elementos generalmente no son suficientes para que nos formemos un criterio certero respecto a la idoneidad de las pruebas que presentaron las corporaciones policiacas a través de la fiscalía correspondiente. Dicho de otra manera, los medios informativos lo que hacen generalmente es difundir el boletín de prensa de las corporaciones policiacas y las fiscalías que realizan las detenciones; pero este trabajo es parcial, porque es solamente la versión de una de las partes. La verdad jurídica, de manera preliminar, se obtiene mediante el cúmulo de pruebas que ofrezca la parte acusadora (Fiscalía) y lo que pueda ofrecer el acusado para tratar de desvirtuar las acusaciones que se le imputan. Ahora bien, cabe la pregunta: ¿toda acusación formulada por las fiscalías que se basa en las acciones de los cuerpos policiacos y demás indicios periciales tienen que terminar necesariamente con un auto de vinculación a proceso? No necesariamente. El trabajo de las fiscalías no es infalible, por eso se requiere del trabajo especializado de los jueces que emitan determinaciones jurisdiccionales serias, responsables y, sobre todo, justas. Toda la vida me la he pasado refunfuñando cuando leo notas informativas de carácter jurídico, porque la mayoría de las veces no me aportan los elementos necesarios para poder formularme un juicio certero respecto de los hechos que se narran. Y es que esos elementos nunca los voy a encontrar ahí. Esos elementos solamente los puedo encontrar en el expediente jurisdiccional. Esa es precisamente la labor de un juez: leer con detenimiento las acusaciones formuladas, las cuales deben concordar con las declaraciones de los posibles testigos, de los elementos policiacos y demás pruebas que hagan creíbles los hechos base de la acusación. Pero todo esto estaría incompleto si no se escucha la versión del imputado y se le niega aportar elementos de prueba. ¡Oh, qué gran responsabilidad tendrán los nuevos jueces que serán electos mediante el voto del pueblo! ¿Ellos podrán satisfacer los anhelos de justicia que requerimos? ¿No estaremos esperando más de lo que realmente pueden darnos? Indudablemente hay buenos elementos, juristas respetables, académicos y experimentados jurisconsultos que están participando en este proceso electoral inédito. Toda aspiración es respetable; sin embargo, pese al cúmulo de requisitos y candados exigidos, lograron colarse, según declaraciones del propio presidente del Senado de la República Gerardo Fernández Noroña, algunos malos elementos con vínculos perversos o con malas calificaciones en la escuela. Este intento de rasurar nuevamente la lista de los aspirantes a juzgadores llegó tarde porque las boletas ya habían salido de la imprenta y no había mecanismo posible para corregirlas. Nomás quedó la advertencia para que quienes iremos a las urnas pongamos extremo cuidado a la hora de emitir nuestro voto. El proceso será complejo pues son muchísimos candidatos y muchas las boletas. Eso, creo, generará una gran inconformidad y reclamos respecto al resultado, porque pocos serán los elegidos y muchos los perdedores que, después de arduas campañas, verán frustrados sus anhelos. Llegarán a ser jueces algunos “lics” que jamás se imaginaron que tendrían la posibilidad de ser impartidores de justicia, porque no tienen carrera judicial; o algunos que, teniéndola, no les había hecho justicia la revolución, como coloquialmente se dice. Llegarán algunos muy aptos que tienen un currículum impresionante y buena fama, pero podrían llegar algunos sin la capacidad para enfrentar los grandes retos que nuestro sistema de justicia reclama. luissigfrido@hotmail.com