Yazmin Espinoza, colaboradora La Voz de Michoacán En su más reciente libro, Todos los fines del mundo, Andrea Chapela explora los bordes de la ciencia ficción desde una mirada íntima, especulativa y profundamente humana. A través de escenarios futuros, relaciones y tecnologías posibles, la autora mexicana se pregunta no solo cómo sobrevivir, sino qué nos queda por sentir, pensar y nombrar cuando todo parece estar por desmoronarse. En conversación con Intermedio, Chapela comparte las obsesiones que atraviesan su escritura, desde la crisis climática hasta la complejidad de los afectos, y reflexiona sobre lo que significa escribir ciencia ficción en español, en un país que apenas empieza a reconciliarse con el género. Una charla sobre máquinas imposibles, amistades confusas, libros que regresan y futuros por imaginar. Foto: Sam Herrera Jr. Todos los fines del mundo parte de escenarios futuros y reflexiona sobre la condición humana. ¿Qué detonó este libro? ¿Qué obsesiones personales atraviesan estos relatos? El libro viene de dos partes. Por un lado, comencé a preguntarme cómo escribir sobre la crisis climática y qué es lo que le hace esta crisis a la narrativa. De alguna manera, tiene que ver con tiempos más largos y con un problema que tiene muchísimas formas de manifestarse y presentarse en nuestra realidad. Por otro lado, yo viví en España entre 2017 y 2019, y ahí fue cuando comencé a preguntarme acerca de la diferencia entre el amor y la amistad, y dónde está realmente la línea entre esas cosas. Cuando volví a México estaba un poco sin rutina, en una situación muy rara, esperando que salieran los libros que se iban a publicar, y entonces dije: voy a escribir este libro que he estado pensando, acerca de estas tres personas y la relación extraña e incomprensible... y el fin del mundo, de alguna manera, y ver qué pasa. Para mí, el fin del mundo en ese momento era una forma de extremar este sentimiento de arrepentimiento, de no haber podido hacer o decir algo a tiempo. Y ya luego fue tomando forma hasta llegar a lo que es ahora. ¿Cómo decides qué tanto rigor científico integrar en tus historias y qué tanto dejar al misterio o a la intuición? No sé qué tanto rigor científico tenga, pero siempre hago algún tipo de investigación y trato de ver qué sería posible y más real. Y luego, para mí, es mucho imaginación; es como crear una verosimilitud dentro del libro, que se sostenga en la realidad más que ser muy leal a cosas reales. Me doy permiso de modificar. Creo que eso me da la ciencia ficción: que me puedo dar permiso de modificar las circunstancias reales como yo quiera, para intentar decir lo que quiero decir. Lo más importante es el tema y el sentimiento al que estoy tratando de acercarme, y luego ya voy creando un mundo. El punto es que tenga una lógica interna, que funcione. Por ejemplo, en el rancho en el que se queda atrapada Angélica durante el fin del mundo, hay máquinas de movimiento perpetuo, y sus padres inventaron una manera de purificar el agua. Hay muchas cosas que son grandes problemas de cómo podríamos tener esa vida, que ahí están solucionados un poco por la magia de la tecnología. Pero es porque me interesa más llegar a otro lugar, no a cómo sobrevivimos, sino a qué pasaría después. Foto: Sam Herrera Jr. ¿Qué significa para ti escribir ciencia ficción en español, en un país que a veces parece más volcado en otras tradiciones narrativas? Yo creo que tenemos una pequeña tradición de escribir ciencia ficción. También creo que ahora mismo hay mucho movimiento en la ciencia ficción mexicana. Hay mucha gente joven con gran interés en escribir en este género. Para mí también tiene que ver con que hay algo muy de ciencia ficción en nuestro presente. Entonces, es un género muy bueno para escribir el presente, para abordar las cosas que nos están preocupando ahora mismo. Aunque es cierto que, a lo mejor, es un género que viene de otra parte y que no siempre se ha aceptado dentro de lo literario, creo que eso está cambiando muy rápidamente. ¿Cómo sientes que ha sido la evolución de tu escritura? Yo creo que este es el libro más ambicioso que he escrito, y más complejo, hasta cierto punto, en lo que está haciendo literariamente y en el juego que tiene con la ciencia ficción y muchos otros géneros. También ha habido una evolución en mis temas. Durante mucho tiempo me preguntaba cómo le hacían los escritores para decir más que solo contar una historia. Y de alguna manera siento que con este libro me voy acercando a eso: a cómo puedes hablar de ciertas cosas del mundo, hacer ciertas preguntas. Me interesa mucho lo que puede hacer la especulación o la ciencia ficción, lo que te permite decir, y también sus límites. Y qué pasa cuando la pones en contacto con otros géneros. Entonces, sí, creo que ha cambiado mucho. Aunque, claro, mi primera novela la escribí a los 15 años; ahorita tengo 35. En estos 20 años ha cambiado muchísimo: yo como persona, y también mi escritura. Si pudieras elegir un mensaje o sensación que se queden tus lectores después de cerrar el libro, ¿cuál sería? Me gustaría que se preguntaran sobre las relaciones importantes de su vida y por qué llevan ciertos nombres. Creo que el libro pone muchas preguntas acerca de la naturaleza del amor en general, y luego los roles que le asignamos, y cómo metemos en cajas distintos tipos de amor para poderlo entender. De alguna manera, creo que es interesante poner eso en duda, y espero que el libro haga que la gente ponga en duda algunas de las cajas que ha decidido crear. Creo que es importante cuestionarlas, porque cuando son cómodas está muy bien, pero cuando en realidad lo que sentimos o la relación que tenemos no cabe perfectamente ahí, está bien saber que se pueden inventar otras cosas. ¿Qué historias te interesa contar próximamente? ¿Qué temas te inquietan hoy? Estoy escribiendo otra novela, bastante más corta que esta. También es ciencia ficción, pero ahora más una ucronía, y más parecida, tal vez, a Ansibles que a esta, en el sentido de que va sobre tecnología, pero ahora sobre la memoria y la memoria colectiva. Creo que es un poco más social que lo que he escrito hasta ahora. ¿Un consejo breve para quienes quieren empezar a escribir? Foto: Sam Herrera Jr. Creo que no hay que perder de vista que uno comienza a escribir porque es divertido o emocionante. Hay algo que nos brinda escribir: es catártico. Y a veces eso se pierde en la dificultad de decir cosas. Creo que hay que volver a esa parte. Para mí es muy necesario recordarme a mí misma que me divierte mucho escribir, y creo que volver a ese lado lúdico de la escritura siempre es bueno. No perderlo de vista. Sus favoritos ¿Un libro al que siempre vuelves? Pánico o peligro, de María Luisa Puga. ¿Una película que te haga pensar en el futuro? Arrival, que está basada en el cuento La historia de tu vida. ¿El primer libro de ciencia ficción que recuerdas haber leído? El juego de Ender. ¿Un invento que te gustaría ver hecho realidad? Me gustaría que existiera la teletransportación.